dimecres, 16 de setembre del 2020

El Periodico - Maria del Mar Bonet a Valencia canta Podries de Joana Raspall

 CRÓNICA

Maria del Mar Bonet resplandece en Valencia

Maria del Mar Bonet, con Borja Penalba y Antonio Sanchez, en Valencia  / JUAN MIGUEL MORALES

La cantautora grabó en el teatro Micalet un disco en directo, con abundante material inédito y acompañada de Borja Penalba y el percusionista Antonio Sánchez, que verá la luz este otoñoValencia es para Maria del Mar Bonet la luz y la sensualidad, y “las puertas, los ángeles y las lunas”, y Estellés, siempre Estellés, el poeta más citado en los recitales que ha ofrecido en el teatro Micalet, adonde ha acudido para cometer la osadía de grabar un disco en directo ahora que los conciertos están como están. Noches de largas complicidades, con clásicos de su obra y un buen número de piezas inéditas que ha querido plasmar así, envueltas en los aplausos del que siempre ha sido su público más efervescente.

El Micalet, que la acogió por primera vez en 1970, volvió a ella, adecuándose ahora al protocolo del 75% de aforo (un poco más holgado que el 50% de Catalunya), en tres sesiones que confluirán en ese álbum de edición prevista para este otoño; testimonio, por fin, de su fértil entente con la guitarra y la voz de Borja Penalba. Conciertos culminados este sábado y que abrió el músico valenciano con dos piezas en solitario: la adaptación de la ‘Nova cançó de l’amor perdut’, de Joan Ramon Bonet, el ‘jutge’ que en su día abrió camino a la hermana pequeña, y ese prodigioso hallazgo llamado ‘Jo d’aquesta cançó en dic Ripoll’, construido a partir de un poema que Pere Quart dedicó a la cantante y que había permanecido entre sombras y algodones todos estos años.

Vuelta a Estellés

Salió ella acto seguido para cantar a Verdaguer en ‘L’amor és mar desfeta’ y cruzar la música de la canción popular ‘Horabaixa post el sol’ con el poema de Vicent Andrés Estellés ‘Jo tinc una mort petita’. Fue otra de las novedades que ofrecerá el disco, hasta nueve de las 21 piezas del recital, en el que hubo espacio para las primigenias ‘cançons d’Horta’, como son ‘Me n’aniré de casa’ i ‘No trobaràs la mar’, y para las miradas al cancionero de Toti Soler: una ‘Petita festa’ con impulsos country, camino de ‘Em dius que el nostre amor’.

Nuevas texturas de la mano del tercer vértice, el prestidigitador Antonio Sánchez, a cargo de su ‘set’ de percusiones del profesor Franz de Copenhague: platos, platillos y espirales alambicados, el pandero cuadrado en ‘Illa’ (del ibicenco Projecte Mut) y la botella de anís ‘La Castellana’, dotada del conveniente grano, y esa especie de castañuela colgada en el pecho llamada ‘peitoque’, ambas conjuradas en el ‘Homenatge a Teresa’ de Ovidi Montllor.

Horizontes de isla

La cosecha novedosa sirvió ‘No hi ha llum’, con texto de Marc Granell y música de Borja Penalba, y ese ‘Podries’ (Joana Raspall y Luis Pastor) que la cantautora compartió con Juan Valderrama en su último álbum, ‘Mujeres de carne y verso’. Más Estellés en ‘No puc dir el teu nom’, trenzando las voces con sentimiento, y en la repesca de ‘Les illes’, en la que ella vino a distinguir insularidad de aislamiento: “los que somos de una isla siempre pensamos que no hay límites y que el horizonte queda muy lejos”. Y en la indispensable ‘Alenar’, la pieza que Manel mandó al espacio sideral, celebrando la vida entre los “geranis i ombres” del “carrer dels Cavallers”.

Estos conciertos han capturado a una Maria del Mar Bonet en plenitud y en reencuentro de su fondo como trovadora tras la aventura cubana de ‘Ultramar’ (2017), asociando una vez más a Valencia con el “tiempo de luz y primavera”. También en tiempo de bises, que corrieron amparados por esos refrescantes ‘Blaus i sol de roses blanques’ (Blai Bonet y Antoni Parera Fons), antes de bajar el telón con ‘La Balanguera’, cantada por el público a través de las mascarillas, y un ‘So de pastera’ directo a la raíz, allá donde nunca se cansará de volver.

15-setembre 2020

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