EL TIGRE QUE VINO A LEER
SER OTRO PARA COMPRENDER: “PODRÍAS”.
Título: Podrías
Título original: Podries.
Traducción: Félix del Río.
Autora del texto: Joana Raspall
Autor de las ilustraciones: Ignasi Blanch.
Editorial: Takatuka.
Precio: 15€.
Resumen y opinión personal: ser padre (o madre, entendedme) se parece un poco a ser el monarca de un reino. Tú mandas, gobiernas, te obedecen, te adoran. El reino es tuyo. Por minúsculo que sea, es tuyo.
Y así nos comportamos los padres: como gobernantes. Orgullosos de nuestro reino (aunque la mitad, o más, de sus características buenas, sean consecuencia de la suerte, y no de nuestro mérito), le defendemos con uñas y dientes. Es más, creemos que su manera de ser es la única válida, las demás son erróneas (que es un modo de decir que nuestra manera de educar es la mejor).
Ser padre, en ocasiones, es ser un poco dictador. Miramos con desconfianza el alrededor, la diferencia. Nos cegamos a otras alternativas. Nos olvidamos que la gran mayoría de los caminos llevan al mismo sitio.
Y esa desconfianza a lo ajeno, a lo extranjero, la trasladamos. La trasladamos a nuestros hijos.
Si no, ¿por qué se repite la historia? ¿Por qué seguimos teniendo miedo a la emigración? ¿Por qué miramos con recelo a quien lo ha perdido todo y viene a nuestro país?
Este poema es perfecto para ahondar en esos recelos. Para recordarnos que nosotros (padres e hijos) podríamos haber nacido en otro sitio. Simplemente. Algo tan aleatorio e independiente de nuestra voluntad como es el sitio del nacimiento podría ser diferente al que hemos tenido.
Así, si hubiésemos nacido en distinta tierra podríamos ser blancos, o nuestra piel ser negra (ilustración de unos niños mirando, sí, mirando al lector, cada uno con un aspecto y raza diferente).
En otro país acaso vivieras y dirías sí en extraña lengua (unos niños de raza caucásica pintando al lado de otros niños orientales).
Mis versos preferidos: “te habrías criado de otra manera; ya fuera peor, ya fuera más buena” (hay tantos modos de vida… y tantos que dependen de la suerte… realmente cualquiera podríamos ser nosotros).
“Tendrías más suerte/ o menos estrella…/ amigos y juegos que distintos fuera (niños jugando al corro);/ vestidos tendrías/ de saco o de seda,/ zapatos de piel/ o alpargata vieja/ o irías desnudo/ perdido en la selva”.
“Podrías leer/ cuentos y poemas,/ o no tener libros/ ni saber de letras” (un niño en África declamando ante una mamá y sus bebés, que escuchan).
Hasta ahora las ilustraciones han ido “en aumento”. Son expresivas, descriptivas (una pareja de gitanos bailando a la luz del fuego; un niño jugando al fútbol en lo que parece ser una favela; niños en la escuela; niños en un árbol; niños orientales tomando arroz con palillos).
“Podrías comer dulces, si quisieras,/ o del negro pan un mendrugo apenas”.
“Podrías… podrías…”.
Y entonces todo se emborrona. Un garabato enorme, una explosión, invade la página derecha. Colores rojos y amarillos. Colores de fuego. Niños huyendo con las bolsas encima”.
Niños que caminan con mochilas, asustados, expresión triste. Otros les observan desde sus casas. Expresión de tristeza y desconcierto.
Y al final, esos niños, en amarillo y azul, contemplan una puesta de sol en una playa.
“Si hubieras nacido en aquella tierra, podría ser tuya la que es su tristeza”.
Lo poesía nace para alcanzar y tocar la parte de los corazones a los que los demás no llegamos. Como padres, tenemos muchos errores, muchos prejuicios y miedos que pasan a nuestros hijos.
La poesía ayuda a paliarlos.
Leyendo este “Podries” de Joana Raspall, que a pesar del tiempo transcurrido está de plena actualidad, por la temática, quizás podremos inculcar a los niños valores fundamentales:
La nacionalidad de una persona no es un mérito propio, ni te otorga derechos. Es una casualidad.
Hay muchos modos de vivir y de educar.
Hay que trasladarse al lugar del otro. Es más, a veces, para entender, hay que ser otro.
Y con “Podrías” nos podemos trasladar. Por un momento, gracias a la combinación de ilustración y verso “sentimos nuestra la que es su tristeza”. Estamos en esa playa, también, echando de menos nuestro hogar. Sabemos lo que se siente.
Y si logramos conservar ese sentimiento, y que lo conserven nuestros hijos… bueno, pues no estará todo perdido.
El poema no necesita presentación; esta traducción de Félix del Río, sí. Creo que es el gran acierto de esta reedición de Takatuka.
Las ilustraciones son muy curiosas. Están hechas con serigrafías; da la impresión (como profana en la materia que soy) que son dibujos hechos a rotulador, con “golpes” de color por encima.
El fondo es blanco. Puro.
El efecto visual muy, muy impactante. Y muy adecuado al poema, camina con él.
Recursos didácticos:
- Comprensión: primero ir poco a poco, parándose en las ilustraciones. Luego, hacer una segunda lectura más “rápida”, para que entienda el poema en su totalidad.
- Empatía: ¿cómo se sentiría si tuviese que abandonar su país? ¿Qué es lo que echaría de menos? ¿Sentiría miedo? ¿Tristeza?
- Conocimiento del mundo: ¿sabe el niño cuántas nacionalidades hay en el mundo? ¿Qué nacionalidades conoce él?
- Conocimiento: formas de vida. ¿Cómo se come con palillos? ¿Se imagina ir a una escuela sin zapatos? ¿Sabe lo que es ser “nómada”?
Edades: a partir de 4 años.
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